La segunda cuenta pública del Presidente Gabriel Boric era esperada con ansias en la Región de
Ñuble. Muchos temas pendientes y la necesidad de anuncios que refrescaran los aires locales con
ciertas respuestas que para el territorio son imprescindibles, marcaron la agenda del pasado
jueves. Pero nada de eso llegó, sembrando así más dudas y la urgente necesidad de que desde el
nivel central se visibilicen los problemas de Ñuble, unos que quizás no son prioritarios para la
capital, pero que aquí si son urgentes.
El tiempo transcurre inmisericorde y los plazos se acaban junto con la paciencia. Urgen respuestas
respecto del hoy denominado Embalse Nueva La Punilla, lo que es importante para una zona que
requiere cumplir con el riego en 60 mil hectáreas productivas, pero que hoy sólo llega a 10 mil. Se
necesitan soluciones a los graves problemas de transmisión eléctrica que vive la región, un
territorio donde hoy no es factible considerar nuevos proyectos de inversión porque
sencillamente, no hay de donde proveerles energía.
El Presidente Boric tenía una oportunidad invaluable de cumplir con las regiones en general, pero
de ello hubo poco en un acto republicano que se limitó a abogar por la aprobación de una
Reforma Tributaria que, según se dijo, es clave para cumplir con varios anhelos nacionales. Esa
misma clave se encarnaba el año pasado en la eventual aprobación de una propuesta
constitucional que terminó rechazada de manera mayoritaria. Hoy la moneda de cambio es otra. Y
veremos si la habrá el próximo año.
Hay que decirlo. Desde tiempos inmemoriales se ha acostumbrado a las regiones a esperar por
soluciones, siendo siempre prioritario lo que suceda en Santiago. Lo que pasó en la cuenta pública
presidencial ya es historia y lo que no se dijo, simplemente no se dijo y queda para el recuerdo. No
vale la pena meter el dedo más adentro de la herida, pero sorprende y duele la poca empatía
existente con las regiones. Hoy las provincias quieren soluciones y una dosis importante de
respeto. Somos tan chilenos como quienes habitan la capital y los votos regionales valen lo mismo
que los metropolitanos. Nunca estará de más recordarlo.