El 2 de octubre, Día de la No Violencia, Chile reafirma su compromiso con la construcción de una paz duradera en las escuelas  y como programa "A Convivir se Aprende Ñuble”, impulsado por el Ministerio de Educación, reflexionamos sobre ¿Cómo podemos garantizar que nuestras escuelas sean verdaderos espacios de paz en los tiempos actuales?
A pesar de los esfuerzos educativos, el Diagnóstico sobre la situación de derechos de la niñez y adolescencia redactado por la Defensoría de la Niñez (2024) evidencia el aumento preocupante en los conflictos dentro de los establecimientos educativos. Entre 2019 y 2023, las denuncias por problemas de convivencia escolar aumentaron un 38%, destacándose los casos de maltrato y discriminación. Estos problemas de convivencia no solo ocurren dentro de las aulas, sino que también se ven influidos por la violencia general en los entornos cercanos a los colegios, lo que contribuye a una mayor sensación de inseguridad para estudiantes y docentes.
Otro dato alarmante recogido por el Documento de Trabajo N°2 del Observatorio de Derechos es que los tipos penales en colegios aumentaron un 25,9% entre 2019 y 2022, reflejando un incremento de incidentes violentos dentro de los entornos escolares. Más grave aún es el incremento del 14,9% en delitos de alta connotación pública y el 173% en delitos relacionados con el porte y uso de armas, lo que pone en evidencia la gravedad de la situación y el impacto que la violencia externa tiene sobre la seguridad y el bienestar de los estudiantes.
Las respuestas son exigidas a las comunidades educativas, y la pregunta es ¿quiénes estamos llamados a diseñar políticas de estado y no de gobierno que aborden reformas estructurales en el sistema escolar chileno en materia de violencia escolar?
Es evidente que, aunque la actualización de las leyes para enfrentar la violencia juvenil es necesaria, no puede ser la única solución. En lugar de centrarse exclusivamente en medidas punitivas, se debe promover un enfoque educativo que fortalezca el bienestar socioemocional de los estudiantes. Programas como "A Convivir se Aprende" ofrecen una respuesta más sostenible y duradera, al enfocarse en la prevención y el desarrollo de competencias para la convivencia pacífica. Esto incluye la creación de espacios seguros donde los estudiantes puedan expresar sus emociones, recibir apoyo psicológico y aprender a resolver conflictos de manera no violenta.

El enfoque de Escuela Total, con su énfasis en la promoción del bienestar y la prevención de la violencia, ofrece un modelo más coherente con los desafíos actuales que enfrenta el sistema educativo chileno. En lugar de respuestas meramente reactivas, este modelo apuesta por la intervención temprana y el fortalecimiento de la comunidad escolar, con el objetivo de construir una cultura de paz que vaya más allá del castigo y se centre en el bienestar integral de los estudiantes. 
A medida que Chile avanza en su lucha contra la violencia escolar, es crucial que los esfuerzos legales y educativos estén alineados para lograr una convivencia verdaderamente pacífica en las escuelas. Ejemplos como A Convivir se Aprende demuestran un efecto positivo de los programas de intervención y apoyo implementados en las escuelas, así lo certifican los datos más recientes de la Superintendencia de Educación, los cuales  muestran una leve disminución en las denuncias recibidas durante el primer semestre de 2024, con un total de 7,523 denuncias. Aunque esta cifra sigue siendo alta, representa una pequeña mejora en comparación con el mismo período de 2023. No obstante, los problemas de convivencia continúan siendo un desafío importante, y las denuncias siguen concentrándose en casos de maltrato y discriminación.