Muchos están absortos con la publicación de los nuevos aranceles impuestos por el gobierno de Estados Unidos a todos sus socios comerciales, pero qué significa realmente o cuáles son las motivaciones de esta medida.

En simple significa que los bienes o servicios que ingresen a Estados Unidos tendrán un recargo arancelario que puede ir del 10 % al 46%, por lo que el precio final al consumidor pudiera (debiera, salvo ajustes en los márgenes esperados por parte de los proveedores) reflejar un aumento, lo cual desencadenaría en el alza de la inflación al interior de ese mercado, obligando a los organismos reguladores, como la FED, a reevaluar la política de tasas de interés, entre otras medidas.

Esta afectación también puede desencadenar una disminución en el consumo de los mismos bienes, debido al aumento en los costos, obligando a los consumidores a buscar alternativas al interior del mercado.

Ahora bien, desde la mirada en Chile, la afectación pudiera desencadenar una disminución en la demanda de sus productos exportados hacia ese mercado, lo que traería en el corto plazo una adecuación a los volúmenes ofertados hacia el mercado de destino de sus exportaciones, en este caso Estados Unidos.

La forma de enfrentar esto apunta está en una ardua y efectiva negociación, en los niveles que corresponda, con los clientes en el extranjero, situación que pudiera obligar a los proveedores nacionales a bajar sus precios finales, de forma tal de hacer frente al recargo y mantenerse en el mercado contra el costo en los márgenes.

Esta situación, si no es bien planificada, terminaría con la diversificación de los mercados, desde una mirada optimista, o bien con una contracción en la producción, pudiendo afectar al empleo, la inversión y el crecimiento de nuestra economía.

En este último supuesto, el impacto sería una disminución en el crecimiento del orden de 2 puntos porcentuales, un aumento de la cesantía y por ende una contracción en el consumo interno, todas situaciones muy complejas en el escenario actual de nuestra economía.

Desde una mirada regional, la región del Biobío se vería enfrentada a contracciones en el mercado agroindustrial, forestal y pesquero, con las consecuencias sociales y económicas previstas y poco difundidas por ahora, dado que aún es un tema que debe ser evaluado táctica y estratégicamente por las autoridades respectivas y los empresarios afectados.

Finalmente hay que recordar que los cambios en los mercados propician nuevas oportunidades, en particular en un espectro tan globalizado como el actual, por ende, los esfuerzos deben ser a su máximo posible, con foco en los efectos de mediano y largo plazo, ya que esta región tiene el potencial para enfrentarlo, pero definitivamente no es suficiente.