Según los resultados del VI Estudio de Mermas en el Retail, realizado en conjunto por ALTO Chile, la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez y la Cámara de Comercio de Santiago, (CCS), las empresas consultadas registraron 1.707 incidentes relacionados a delitos violentos. Debido a esto, se totalizaron 4.073 días de licencia ocasionados. Las industrias más afectadas fueron las grandes tiendas, supermercados y farmacias respectivamente.

Los robos con violencia representan una amenaza creciente para el comercio y las empresas, generando pérdidas económicas inmediatas y una variedad de mermas que pueden afectar la operatividad y la rentabilidad a largo plazo. 

Estas acciones delictivas, además de las pérdidas materiales, provocan un ambiente de inseguridad que impacta negativamente tanto a los trabajadores como a los clientes. Por tanto, la necesidad de implementar medidas de seguridad efectivas es más crucial que nunca para mitigar estos riesgos, proteger el bienestar económico de las organizaciones y  su capital humano.

“Es fundamental que las empresas reconozcan la importancia de proteger su capital humano frente a delitos con violencia, ya que los empleados son el motor de cualquier organización. La seguridad y el bienestar de los trabajadores no sólo son esenciales desde una perspectiva ética, sino también para garantizar la continuidad operativa y el éxito a largo plazo. Implementar medidas de seguridad efectivas, como protocolos de prevención, capacitación en situaciones de riesgo y sistemas de vigilancia, contribuye a crear un entorno laboral seguro. Esto, además de fortalecer la confianza y el compromiso del equipo, reduce el impacto de ausencias, bajas laborales y disminución de la productividad que podrían resultar de experiencias traumáticas”, explica María de los Ángeles Kassis, Country Manager ALTO Chile, empresa experta en protección de activos.

“Como  una forma de contribuir en esta materia, en ALTO hemos identificado distintos tipos de delitos en diversas industrias que impactan negativamente en la infraestructura y la continuidad de la operación según el grado de violencia que conllevan. Ahora, esto no quiere decir que sólo los delitos violentos son capaces de interrumpir la operación de una empresa”, enfatiza la profesional.  

“En primer lugar, detectamos delitos violentos que pueden llegar a ocasionar el cierre de los locales debido a los daños ocasionados para la comisión del delito, afectando la infraestructura necesaria del establecimiento para recibir de forma segura a los clientes. Y, por otro lado, hemos detectado que en industrias específicas como la minería, hay delitos que sin ser violentos pueden llegar a afectar la operación, deteniendo la producción de las empresas causando daños multimillonarios, que no se comparan con el valor del material sustraído en primera instancia”, agrega la profesional. 

Delitos violentos y aumento de licencias médicas 

Esta versión del Estudio de Mermas propone una nueva dimensión al análisis propio del contexto delictual del país. Se trata del impacto de los delitos violentos en los colaboradores y las licencias médicas posteriores a estos hechos.

Según los resultados de este estudio, las empresas consultadas registraron 1.707 incidentes relacionados a delitos violentos. Debido a esto, se totalizaron 4.073 días de licencia ocasionados. El análisis consideró grandes tiendas, supermercados y farmacias.

Según estudios, cuando una persona es víctima de un delito violento, las repercusiones en su salud mental pueden ser profundas y duraderas. Es común que desarrollen trastornos como el estrés postraumático, ansiedad o depresión, los cuales pueden manifestarse a través de flashbacks, pesadillas, hipervigilancia y aislamiento social. El miedo constante y la sensación de vulnerabilidad pueden afectar su calidad de vida, impactando sus relaciones personales, desempeño laboral y bienestar general. En algunos casos, estos efectos requieren intervención psicológica especializada para ayudar a las víctimas a procesar el trauma y recuperar su sentido de seguridad.

“Es indudable que son los colaboradores de una empresa los primeros afectados cuando ocurre un delito violento. Son ellos quienes están detrás de los mesones de atención y que presencian cómo una banda organizada o un delincuente solitario ingresa temerariamente al local dispuesto a agredir a quien se interponga en su objetivo”, reflexiona Kassis.