¿Cómo se genera la bioelectricidad?

De manera muy sencilla diremos que, las células, presentan una estructura periférica que las rodea denominada membrana celular. Atravesando a esta membrana celular se encuentra una proteína especializada que permite la comunicación interior de la célula con el exterior, llamada bomba sodio – potasio.

La función de la bomba sodio-potasio, es mantener en equilibrio los iones (cargas eléctricas) que hay dentro y fuera de la célula, que no son otra cosa que átomos que no tienen el mismo número de electrones (carga negativa) y protones (carga positiva), lo que provoca que su carga eléctrica global no sea neutra. Si tienen más electrones que protones adquieren carga negativa y se llaman aniones, y si tienen más protones que electrones adquieren carga positiva y se llaman cationes. El movimiento o desbalance de cargas, en un momento, entre los ambientes externo e interno (o viceversa) y su posterior restitución al equilibrio neutral, provoca que el átomo o la molécula adquiera carga eléctrica, y esta carga es el auténtico germen de la bioelectricidad, un bajísimo voltaje representado como una especie de débil “chispa”.

Cuando la célula necesita emitir una señal eléctrica para enviar un mensaje, la bomba sodio-potasio lleva a cabo el intercambio de iones hacia dentro y fuera de la membrana celular. Este mecanismo altera su concentración y da lugar a un potencial electroquímico. Bastante parecido, por ejemplo, a lo que ocurre cuando se pulsa el interruptor que controla un foco en nuestro hogar.

Es el Sistema Nervioso Central (SNC), constituido por el cerebro y la médula espinal, el responsable de coordinar el correcto funcionamiento de los órganos y de recibir los estímulos procedentes del exterior, de procesarlos y emitir las órdenes adecuadas bajo la forma de señales eléctricas. Pero el SNC requiere de apoyo, no solo para recibir estímulos, sino también para enviarlos, y es aquí donde entra en acción el Sistema Nervioso Periférico (SNP), el cual transporta las señales eléctricas emitidas por el SNC hasta los órganos y estructuras que deben llevar sus órdenes a cabo, y también transportar hasta el SNC los estímulos sensoriales provenientes, por ejemplo, desde nuestros ojos y oídos. Luego, sin bioelectricidad nada de esto sería posible.