Las desconocidas (y sorprendentes) consecuencias de una mala higiene bucal
Si creías que sólo afectaba a la boca, te sorprenderá saber que patologías cardiovasculares, cánceres o complicaciones en el embarazo son algunas de las afecciones que pueden presentarse cuando existen problemas en la salud bucodental.
El último Informe sobre la situación mundial de la salud bucodental de la Organización Mundial de la Salud (OMS), señala que casi la mitad de la población en el globo -cerca de 3,5 mil millones de personas- padece de enfermedades bucodentales (como caries, periodontitis, la pérdida de dientes o halitosis, entre otras). Más allá de lo delicadas de las cifras, lo preocupante aquí es que una mala higiene no sólo afecta la cavidad oral, sino que también tienen un alto impacto en el organismo en general.
En opinión de Paula Molina, químico farmacéutico de Farmacias Ahumada, “persiste un desconocimiento sobre la higiene bucal, la rutina de cuidado y limpieza que se debe seguir. Esto, junto con una ingesta excesiva de alimentos que dañan los dientes, ha repercutido en importantes problemas que también afectan al resto del sistema y a pacientes con condiciones cardiovasculares o diabéticos, entre otras”.
La farmacéutica indica que las personas siguen asociando la salud bucal con un tema estético más que sanitario, lo que llevaría a mantener malas prácticas, potenciando la aparición de enfermedades dentales, junto con otras más desconocidas. De hecho, un artículo de la revista Scientific American señala que existen variados estudios que corroboran que los buenos hábitos de salud bucodental podrían mejorar la salud en general.
Por ejemplo, está demostrado que la periodontitis -una infección grave de las encías que daña el tejido blando- es una de las complicaciones de la diabetes que, a su vez, hace que esta patología sea más frecuente y severa. Asimismo, la periodontitis puede llegar a destruir el hueso que sostiene a los dientes y existiría una relación directa en experimentar partos prematuros y niños con bajo peso al nacer.
Por su parte, la Asociación Americana de Cardiología afirma que las cardiopatías tienen una relación directa con el mal cuidado bucodental, estableciendo que el cuidado de las encías es uno de los elementos de prevención claves. “En la boca residen más de cinco millones de bacterias que pueden pasar al torrente sanguíneo. A modo de ejemplo, la endocarditis que es una infección al revestimiento interno de las válvulas cardíacas, se produciría cuando bacterias u otros gérmenes se propagan a través de la sangre, adhiriéndose a ciertas zonas del corazón”, especificó Molina.
Además, la Asociación Americana para la Investigación del Cáncer y estudios realizados por la Universidad de Tufts en Boston alertan que esta enfermedad periodontal y otros problemas dentales representarían un riesgo mayor de padecer cáncer, especialmente pulmonar y colorrectal, junto a una relación con la infección oral ocasionada por el virus del papiloma humano (VPH), causante de entre el40% al 80% de los cánceres orofaríngeos.
Si consideramos las cifras entregadas en la última Encuesta Nacional de Salud (2017), donde casi el 54% de la población chilena estimaba que tenía una salud bucal regular o mala, mientras que más del 52% reconocía no visitar al dentista por más de un año y el 2% nunca lo había hecho, nos enfrentamos ante una situación de extrema preocupación.
Rutina preventiva
Evitar estas complicaciones es más sencillo de lo que se piensa. La farmacéutica comenta que se debe generar una rutina de cuidado, lo que implica acciones constantes y con productos adecuados para esto. “Hay una falta de educación respecto a la higiene bucal-que incluye la poca periodicidad en el cepillado- y una ingesta excesiva de alimentos que dañan los dientes -como los dulces, otros ricos en ácidos y aquellos con coloración como el té o el café-, junto con el consumo nocivo de alcohol y todas las formas de consumo de tabaco son elementos que no contribuyen a tener una salud bucal óptima”, señala.
En este sentido, Molina orienta sobre los cepillos y enjuagues bucales, que son elementos fundamentales para mejorarlos hábitos de salud. “Se deben elegir los productos de acuerdo con las necesidades de cada paciente. A modo de ejemplo, existen cepillos blandos, otros de fibras duras –no recomendados en ciertos casos por el riesgo de generar lesiones en las encías-, interproximales, postquirúrgicos o de ortodoncia, junto con distintos tipos de pastas dentales. Ciertamente, es el odontólogo el que debe entregar la mejor opción para cada paciente”, subraya.
En el caso de los segundos, hay enjuagues, colutorios y elixires, cuya diferencia está en si poseen o no alcohol y su porcentaje, siendo algunos de éstos utilizados para enfermedades como la gingivitis o la halitosis (mal aliento). “Independiente del tipo de cepillo y enjuague, la acción del cepillado debe realizarse después de las principales comidas, en conjunto con el uso del enjuague, seda dental y, por lo menos, una visita anual al profesional indicado”, agrega.
En 2020, el Ministerio de Salud consignaba que en Chile se realizaban alrededor de siete millones de consultas odontológicas en hospitales y centros de salud primaria al año, siendo el 60% de ellas prestaciones generales o de especialidades no urgentes. Sin embargo, el 25% de las listas de esperas para consultas de especialidad médica en hospitales públicos corresponden a este tipo de atenciones. Para la farmacéutica, “en este escenario, y considerando el aún poco acceso a la salud bucodental, es clave la labor informativa y educativa para potenciar los buenos hábitos y una rutina que se mantenga en el tiempo y, sobre todo, desde la edad temprana. Aunque suene cliché, siempre es mejor prevenir que lamentar”.